Instantes de felicidad mayo 2019


Fuera de fecha pero al fin traigo esos momentos que brillan y se distancian de la cotidianidad del día a día.

Cádiz:

Pasé un fin de semana largo en Cádiz entre pescaíto frito y tortillitas de camarones. Descubrí una ciudad que me imagino llena de piratas y comerciantes por sus calles. Ciudad atrapada en el tiempo. Cádiz huele a asfalto mojado por la mañana.

Flamenco:

Una noche por Cádiz acabé dentro de un bar con el cierre echado y música en directo. Una guitarra y una voz rota llenaban la salita de flamenco. Emocionando pero sin poder explicar lo que sucedía: la compenetración, el cruce de miradas, los silencios. Experiencias irrepetibles que sorprenden en la noche.

El primer baño de la temporada:

Entre poniente y levante pude bañarme en la playa de Bolonia. Un atlántico frío me echó a los cinco minutos. Comimos en un chiringuito mientras una persona tocaba alguna canción y nos descubría otras. A él le debo la canción del mes: “Todo se transforma”.

Una canción:

Ya conocía esta canción de Jorge Drexler pero escuchar una versión en directo frente al mar me hizo enamorarme un poquito más de la provincia de Cádiz. Escucharla ahora me transporta a ese momento.

Un libro:

Estoy leyendo los nueve cuentos de J.D. Salinger. Intento prestar atención a cómo están escritos, cómo usa los diálogos, etc. Me gusta mucho este autor.

La fruta de verano:

Ya empiezan a estar en el supermercado: sandía, melocotones, paraguayas, melón, nectarinas. Siempre olvido durante los largos meses de invierno las frutas dulces que nos esperan a las puertas del verano. Vuelven los días de desayunar sandía.


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